La Poda de formación en Primavera
La poda fuera de tiempo es uno de los errores más comunes que los cultivadores de bonsáis cometen al comenzar. Intervenir demasiado temprano puede afectar negativamente el desarrollo del árbol, provocando que no engorde, no densifique y, en ocasiones, que se debilite. Este problema surge principalmente de una falta de conocimiento sobre el funcionamiento fisiológico de las plantas.
Comprender cómo funciona la planta
Las plantas responden a los estímulos externos, incluido el estrés. Cada acción que realizamos sobre un árbol genera una reacción. Antes de tomar decisiones como la poda de formación, es crucial entender cómo el árbol almacena y utiliza su energía.
En primavera, con el aumento de las temperaturas y el alargamiento de los días, las plantas salen de su letargo invernal. Durante este periodo, observamos signos de actividad como la hinchazón de las yemas o el cambio de color del follaje en especies perennes y coníferas. Este proceso es impulsado por el movimiento de azúcares y almidones almacenados durante el otoño anterior. Este almacenamiento es el resultado de un proceso cíclico que permite a las plantas sobrevivir el invierno y prepararse para un crecimiento vigoroso en la primavera.
Cuando el árbol comienza a brotar, utiliza estas reservas para impulsar el crecimiento inicial. Este momento es especialmente crítico porque el árbol depende exclusivamente de la energía acumulada, ya que sus hojas aún no están plenamente desarrolladas para realizar la fotosíntesis de manera eficiente. Por eso, intervenir con podas o cortes en esta etapa puede ser muy duro para tu árbol, reduciendo sus reservas y debilitando la planta.
Es importante recordar que este ciclo varía entre especies. Dependiendo de la mobilidad de agua. Por ejemplo, los arces suelen brotar de manera explosiva, mientras que otras especies, como algunas coníferas, lo hacen de forma más pausada, ajustándose gradualmente al cambio estacional. Identificar estas diferencias es clave para tomar decisiones acertadas.
La importancia de las hojas y el almacenamiento de energía
A medida que la primavera avanza, las hojas emergen y comienzan a madurar. Este proceso es observable cuando las hojas cambian de color, volviéndose más oscuras, y desarrollan una cutícula que las protege. Cuando las hojas maduran, el árbol inicia su proceso de fotosíntesis a pleno rendimiento. Este mecanismo, que permite la conversión de luz solar en energía, es esencial para que la planta pueda crecer y realizar funciones vitales.
Un error común en este momento es realizar podas prematuras al ver los primeros brotes. Esto interrumpe la acumulación de energía, obligando al árbol a gastar recursos adicionales en regenerar hojas, en lugar de almacenarlos para futuras necesidades. Si este ciclo de poda prematura se repite, el árbol puede entrar en un estado de debilitamiento crónico, lo que se traduce en un crecimiento más lento y menor resistencia a enfermedades y estrés ambiental.
Es fundamental comprender que las hojas actúan como paneles solares que recolectan y almacenan energía en forma de azúcares y almidones. Parte de esta energía se destina al crecimiento y desarrollo durante la temporada, mientras que otra parte se reserva para el invierno y el inicio de la primavera siguiente.
¿Cuándo realizar las primeras podas?
El momento ideal para realizar podas es aproximadamente dos semanas después de que las hojas hayan madurado completamente. Esto garantiza que el árbol haya acumulado suficiente energía para recuperarse de la intervención sin sufrir estrés innecesario. Además, al respetar este periodo, promovemos un crecimiento vigoroso y saludable que optimiza el tiempo de desarrollo.
Una vez realizada la poda, el ciclo debe repetirse: dejar crecer, permitir que las hojas maduren y acumular energía antes de realizar una nueva intervención. Este proceso puede llevarse a cabo varias veces durante la temporada de crecimiento, deteniéndose al final del verano.
En mi práctica personal, evito podar durante la última brotación de verano. Esto permite que el árbol conserve la mayor cantidad posible de energía para afrontar el invierno, asegurando así un buen inicio de la siguiente temporada.
Este Ulmus Pumila ya esta listo para su primer poda de primavera
Podemos ver como la mayoría de las hojas tornan a un verde oscuro. Señal de maduración. Al tacto son mas bien ásperas
El mismo olmo ya podado.
En unos 10 días comenzara a brotar de manera vigorosa. Dejaremos crecer libre unas semanas luego de la brotación y después de aproximadamente dos semanas de ver señales de maduración en las hojas, volveremos a podar
Factores adicionales a considerar
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Especies y climas: Aunque esta guía aplica a la mayoría de las especies latifoliadas y algunas coníferas, cada árbol es único. Factores como el lugar de cultivo influyen en los tiempos y procesos. Por ejemplo, un árbol cultivado en la Patagonia tendrá un ritmo diferente al de uno cultivado más al norte debido a las variaciones climáticas.
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Observación constante: La observación es una herramienta invaluable. Cada árbol tiene sus particularidades, y prestar atención a cómo responde a las intervenciones permite ajustar las técnicas y los tiempos de manera específica.
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Estado de salud: La salud del árbol siempre debe ser la prioridad. Antes de realizar cualquier tipo de intervención, asegúrate de que el árbol esté en buenas condiciones, sin signos de enfermedades o debilidad.
Conclusión
La salud del árbol debe ser siempre la prioridad. Comprender su fisiología y respetar sus ciclos naturales nos permite optimizar el tiempo y disfrutar del proceso de cultivo de bonsáis. Aprender a ser pacientes y saber cuándo no intervenir es una lección fundamental para avanzar en esta disciplina. Además, el cultivo de bonsáis no es solo un ejercicio técnico, sino también una práctica de observación y cuidado que fomenta una conexión especial con tus arboles
DEJAREMOS LA PODA DE FORMACION DE INVIERNO PARA CUANDO SEA EL MOMENTO :)